domingo, 14 de abril de 2013

MITOS DE AREQUIPA

MITOS DE AREQUIPA

 
DOS MITOS EN TORNO A AREQUIPA

LA CUEVA COMEGENTE.


Dentro de los mitos arequipeños se encuentran los de Cayma. Cuentan los antiguos pobladores de estas tierras altas, cercanas al Chachani, que desde épocas que se pierden en la memoria de los abuelos, se decía de una cueva -otras versiones hablan de varias- que se ubicaban a las faldas de la montaña de nieves perpetuas y que atrapaba a la gente en su interior. Era algo así como la garganta del Chachani, o una de tantas que ayudados por los extraños cantos que profería la zona -probablemente por acción del viento- atraía la curiosidad de los arrieros que circulaban por la zona de paso a la sierra interna de Arequipa. Por supuesto también los había que habiendo escuchado sobre el famoso Tesoro de los Jesuitas, enterrado según las leyendas en las inmediaciones del ya citado Chachani, se acercaban a dichos parajes con la intensión de hacerse ricos de la noche a la mañana, siendo presas, una vez al interior de la montaña, de un estado extraño -diríase cataléptico, dormido- en el que parecían muertos; pues no se movían, ni respiraban, no obstante su sangre se mantenía caliente, aunque el corazón no les palpitara más. Era como si la montaña le hubiera quitado la vida; pero a la vez conservara el cuerpo congelado; pero como ya lo hemos dicho, inexplicablemente caliente e incorrupto.


LAS MONTAÑAS

Sobre los mitos de las montañas de Arequipa existen variadas versiones, desde la presencia de seis hermanos o Apus (Ampato, Coropuna, Sabancaya, etc.) que encontrando el mejor lugar dónde quedarse a vivir, decidieron en cruenta lucha,  ganarse el derecho por esta tierra, hasta la de la montaña o progenitor dormido que dejó su cuerpo sobre el Pichu Pichu para recuerdo y veneración que le harían sus hijos. No obstante hemos elegido la que nos pareció más rica en su simbolismo y contexto.

Cuentan los mitos de un pasado ya remoto, que al inicio de los tiempos una montaña (el Apu Pichu Pichu) se enamoró irremediablemente de su vecina (el volcán Chachani) y que los dioses no vieron con buenos ojos esta relación; pues sus razas no eran las mismas, siendo el primero de roca y el segundo de nieve, así que decidieron levantar un guardián en medio de los amantes y así nació el Misti (*), que hasta hace unos siglos era el Apu que no tenía un único nombre. Fue así que el Pichu Pichu renegó contra la pacha mama y blasfemó contra los dioses que alumbran el cielo de día y de noche, por lo que la Pachamama se vengó y el cielo se abrió en turbias cataratas, de manera que el Apu varón, poseído por el miedo, cayó de espalda sobre la cumbre más alta y quedó convertido en piedra y dormido en el lugar hasta el final de los tiempos (El indio dormido).

(*) El nombre Misti no tiene que ver con su nombre original. Más bien, cuentan los mitos que el Misti tenía otra denominación: el Machu Putina que significa "el viejo volcán", mientras que Misti, significa "blanco" (como el volcán siempre tuvo nieve le llamaron así). Pero los nativos de la zona le quitaron el nombre original como castigo, por haber erupcionado.
Otra versión da cuenta de que "Misti" es una denominación que proviene de la palabra castellana "mixto" (mestizo, mezclado). Así mismo dicen terceros que Misti en quechua sería "Señor", aunque otros afirmen que dicha palabra no es quechua, ni aymara, tampoco puquina.
La palabra Misti aparece por vez primera en 1787 en Las Relaciones de la Visita de Arequipa, por el Gobernador -Intendente Antonio Álvarez y Jiménez. Antes de ello le llamaban solamente "El Volcán".

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